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Este martes 3 de Noviembre los electores tendrán la palabra final en la que se convirtió, contra todo pronóstico, en una elección competitiva. Las grandes pregunta; ¿Cómo afectó el manejo del COVID?, ¿Tuvo peso el discrusos sobre el conflicto racial?, ¿Qué tan equivocadas están las encuestas esta vez?, quedarán resueltas en la expresión de la voluntad de los electores.
En 2016 las encuestas a nivel nacional daban una ventaja de 2,7% en el voto popular a Hillary Clinton. Terminó ganando por 1,8% con unos 3 millones de votos de ventaja. El pronóstico a nivel nacional acertó.
Los errores de estimación, fueron mayores en estados claves como Carolina del Norte, Florida, Pennsylvania, Wisconsin y Michigan, que finalmente le otorgaron el triunfo a Trump. El pronóstico en el nivel Estatal se equivocó.
En 2016 los indecisos representaban una fuente considerable de votos (12%), cuatro veces mayor que en 2012 cuando fue sólo el 3%. En 2020 se estiman que entre el 4,7% y 3,2% aún no saben por quien votar. Hace 4 años, 7 de cada 10 indecisos, se fueron con Trump, que era un candidato nuevo, sin desgaste y representaba el voto antisistema.
Trump y Hillary fueron dos de los candidatos peor evaluados en imagen pública en la historia de las elecciones en EEUU. La imagen de Hillary fue sólo +5% superior al final de la elección.
Biden entra a la semana final con un 53% de imagen favorable y llevando a su mínimo histórico (45%) el número de personas que dicen tener una imagen negativa del él. Trump llegan con un 43% de agrado y un 57% de electores rechazando su imagen, números mucho menores que en la última elección. Es mucho más probable que los electores, que aún no han definido su voto, se inclinen por Biden.
Más de 90 millones de electores ya votaron, lo que representa el 66% de la participación de la elección anterior. Altas participaciones electorales suelen estar asociadas a los cambios de Gobierno.
Aún no se puede concluir nada al respecto. No se sabe si el Coronavirus está generando esta alta movilización temprana, que se estabilizará al final de la elección. O si estamos ante una participación histótica que marcará récrod.
De lo que sí podemos estar seguros, es que estos votos anticipados, serán en su gran mayoría votantes de Biden. El único que ha hecho el esfuerzo por motivar esta manera de participar.
Siendo así, en la noche de la elección los primeros datos podrían favorecerán ampliamente a Trump y posteriormente irse balanceando. Cualquier cambio en las reglas de conteo y/o recepción de las papeletas enviadas por correo postal, podrían alterar el resultados de la elección.
Hoy el panorama más favorable para Biden. Las proyecciones le dan una ventaja de entre 5 y 9 puntos arriba, la ventaja de Hillary nunca fue tan amplia, nunca fue tan consistente. En el peor de los casos, las proyecciones le dan el mismo margen de la elección en la que Obama derrotó a McCain en 2008. Todos los sondeos lo colocan arriba del 50% a nivel nacional. Ningún candidato ha obtenido más de la mitad de los votos populares y ha perdido el colegio electoral.
El Coronavirus puso esta elección en el territorio de la competitividad. Los efectos que generó sobre la economía y el malestar social que impuso sobre el mundo, y evidentemente sobre EEUU, desgastó el discurso del Presidente y generó la necesidad en millones de ciudadanos de buscar un liderazgo diferente.
Un efecto tardío del impacto de la pandemia podría definir la elección. Donald Trump ha perdido apoyo significativamente entre los ciudadanos mayores de 65 años, el grupo más sensible ante el virus. Votantes que históricamente apoyaron a los Republicanos y que balanceaba la mayor ventaja histórica de los Demócratas con los jóvenes.
En la última semana se han registrado los picos más altos de nuevos infectados por Coronavirus en EEUU. Mientras esto sucede, el presidente ha tenido que dejar de lado su discurso económico para reenfocarse en el COVID.
Pero su aproximación ha sido criticar al personal sanitario, sembrar dudas sobre los motivos de los medios para informar la situación y plantear que la enfermedad no es tan grave y que las muertes no son tantas.
Para la familia que pierde un miembro del hogar, ese deceso representa el 100% , sin importar cuál sea el impacto «real» sobre la cifra total. Después de 7 meses de tensión por el Coronavirus, resta ver qué impacto tendrán estas últimas declaraciones.
La encuesta nacional de Gallup arrojó como resultado que el problema más importante para los electores hoy, es el manejo del COVID. Desde hace 2 meses esta tendencia comenzó a crecer y ahora se coloca como la prioridad.
En su última entrega, el 28 de Octubre, el 57% de los electores consideraba que Biden sería el mejor para manejar la crisis y sólo el 39% escogía a Trump.
Desde 1952, el partido que los electores ven como el mejor para solucionar el problema considerado el más importante en la encuesta de Gallup, ha resultado el ganador de la elección.
Biden necesita 270 votos electorales para ser presidente. La geografía electoral de los EEUU podría dividirse en tres: a) Los Estados Azules, que tradicionalmente ganan los demócratas. Descritos en el artículo previo como La Barrera Azúl ; b) Los Estados Rojos, que tradicionalmente votan por los Republicanos ; y c) Los Swing States donde se concentra toda la batalla y la campaña electoral, los Estados que deciden la elección.
Históricamente los Swingstates han sido: Nevada, Colorado, Minnesota, Iowa, Wisconsin, Ohio, Pennsylania, Virginia, Carolina del Norte y Florida.
En 2020 el consenso general es que los SwingStates están siendo: Arizona, Colorado, Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pennsylvania, Maine, Carolina del Norte, Georgia y Florida.
De la lista tradicional, Nevada, Minnesota y Virginia están siendo dominados por la campaña Demócrata. En Iowa Trump tiene la ventaja. Mientras que Arizona y Georgia, con un enorme peso sobre el colegio electoral, están “demasiado cerca” para poder tener un pronóstico claro.
Dos Estados se perfilan como los claves para el día electoral, Florida y Pennsylvania. Trump necesita ganar los dos para ser presidente, Biden necesita uno de los dos para ganar la contienda.
Estos son los pesos electorales de cada Estado, se gana con cualquier combinación de 270 votos electorales.
En 2016, Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, y Florida furon las derrotas más sensibles para los Demócratas. Hillary nunca visitó Wisconsin durante la campaña y su atención a Michigan fue marginal, porque desde 1992, los demócratas nunca los habían perdido.
Biden y el partido, aprendieron la lección, en Pennsylvania, Michigan y Wisconsin están activos varios programas de movilización focalizados. El propio candidato, su esposa, su compañera de fórmula y el ex Presidente Obama estarán ahí en los días finales.
Fue precisamente en estos estados donde más fallaron las encuestas, en Michigan las encuestas le dieron 4 puntos menos de los que obtuvo finalmente Trump. En Wisconsin y Pennsylvania las encuestas fallaron por 3 puntos y en Florida, que siempre se proyectó como una carrera cerrada fallaron por 2,5 puntos.
Hillary no ganó ningún Estado que su partido no hubiese ganado en las últimas dos elecciones.
Para la proyección del resultado de 2020, partiré de la precondición de que el escenario catastrófico para Biden es el mismo que en 2016. Asumiré que ya tiene asegurados esos 232 votos electorales.
A partir de esa lógica, añadiré los 10 Estados con resultados más cerrados en 2016. Luego el error promedio en las proyecciones vs los resultados reales. Si fuese negativo (-) el error menospreció el potencial de Trump. Si fuese positivo (+) el error estimo un mejor resultado para Trump del que obtuvo en la elección.
Finalmente en la última columna restaré al porcentaje de ventaja que arrojan hoy las encuestas menos el error en la proyección de 2016.
Considerando las proyecciones en general, es notorio que Biden es mucho más competitivo que Hillary Clinton. El ánimo electoral del partido Demócrata en 2020 es mucho más fuerte. Los resultados en las encuestas son mucho mejores en cada uno de los territorios.
De los 10 Estados que tuvieron las carreras más cerradas en 2016, Trump ganó 6. Si las proyecciones estuvieran tan equivocadas como en 2016 , Trump sólo sería capaz de retener 2 de esos 6 Estados: Florida y Carolina del Norte. El Presidente estaría empatado en Arizona, terminar perdiéndolo significaría la derrota para los Republicanos.
Ahora analicemos el comportamiento de los 10 Estados que según las encuestas tienen las competencias más cerradas en esta elección. Aparecen nuevamente: Carolina del Norte, Nevada, Pennsylvania, Michigan, Arizona y Florida, todas en la misma condición que en 2016.
En 2020, los 4 Estados que completan la lista son: Ohio, Iowa, Texas y Georgia. Dos SwingStates tradicionales y dos Estados Republicanos, los 4 ganados por Trump en la última elección.
Tener muchas más competencias en Estados Republicanos permite concluir que Trump es menos competitivo en 2020. A su vez, pareciese que el partido Republicano está perdiendo su grip con los electores.
La mayor competitividad del partido Demócrata en Texas y Arizona, ofrece una clara noción de qué está pasando con el voto latino. En Texas y Arizona, la migración latina es ampliamente México-americana, mientras que la Florida concentra Cubano-Americanos, Venezolano-americanos y Puertoriqueños.
Existe alrededor de Trump una división de los votos latinos. Aquellos de origen mexicanos votan en contra de Trump, mientras que los Cubanos y Venezolanos estarían apoyándolo. Los Puertoriqueños, desmotivados por las faltas de apoyo, que perciben del Presidente estarían castigándolo al votar por Biden.
Aún si las encuestas fallaran tanto como lo hicieron en 2016, Biden estaría empatando los Estados de Georgia y Arizona. En Arizona será clave el crecimiento de la población México-Americana, que irá a castigar a Trump. En Georgia el voto Afroamericano podría inclinar la balanza para Biden. En ambos casos la participación será el factor clave, Biden y los demócratas necesitarán mover el voto urbano.
Otro factor importante será el voto de protesta que logre captar el Partido Liberal con su candidata Jo Jorgensen. En principio, obtendría votos de Republicanos con una lealtad muy fuerte hacia el partido, pero descontentos con la gestión del presidente. Jorgersen podría aumentar las posibilidades Demócratas en Arizona.
Considerando todo lo anterior, Biden ganará la elección. El resultado final variará de acuerdo a la participación electoral.
Con una participación similar a 2016, alrededor de 135 millones de electores. Biden aseguró con acierto La Barrera Azul.
Con una participación electoral alrededor de los 140 millones de electores. Además de los Estados recuperados, la movilización electoral se mantuvo en Arizona y los Demócratas lograron recuperar un Estado que no ganaban desde 1996. Fue clave el voto de los ciudadanos mayores de 65 años de edad para consolidar esta victoria.
Estando alrededor de los 150 millones de votos la participación electoral. Sumado a todo lo anterior. Florida, en un resultado muy cerrado, se decide por Joe Biden. La participación de los afroamericanos en el Estado fue central en la victoria.
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