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La fase final de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica inicia con las convenciones de los partidos. Un esfuerzo por imponer su frame de campaña, presentar la narrativa de sus candidatos y los principales temas de campaña y contraste.
Del 17 al 20 de Agosto fue el turno de los Demócratas, cuatro noches para los principales exponentes del Partido y el discurso de aceptación de la candidatura de Joe Biden.
Los Republicanos celebrarán su convención desde el 24 al 27 de Agosto, cuando el Presidente Trump emita su discurso de aceptación desde los jardines de la Casa Blanca. Un acto que rompe la tradición histórica de separar las presentaciones como candidato de las hechas como Gobernante. Una provocación que envía un claro mensaje de poder ante las elecciones del 3 de Noviembre.
Los eventos de campaña pueden valorarse desde múltiples perspectivas, para efectos de este análisis, lo haré estableciendo 3 parámetros centrales:
Un frame o marco se construye desde las palabras que utilizamos al presentar una idea, los valores que representa y las relaciones que establecemos entre esa idea y la manera en que forma parte de nuestra visión del mundo. La ciencia ha demostrado que los términos que utilizamos para expresarnos cambian la manera en que percibimos la realidad, activan recuerdos y emociones diferentes que predisponen a los ciudadanos para aceptar o rechazar algún tema.
Frank Luntz, el arquitecto de la retórica Republicana, es el responsable de acuñar la expresión «cambio climático» la alternativa de su partido para hacer referencia al «calentamiento global». George Lakoff, el lingüista de los demócratas, le permitió a Obama hacer referencia al pago de impuestos como una «demostración de patriotismo (…) ningún patriota debe tomar cosas gratis del país”, ganándose el favor de los electores mientras superaba el contraste propuesto por sus adversarios.
Bush hijo, en su primera elección hablaba de la necesidad de un “alivio en los impuestos” para los trabajadores Norteamericanos. Su planteamiento inducía a los electores a pensar que existía una situación injusta, un partido (el republicano) que luchaba por eliminar esa condición negativa y unos enemigos (el partido demócrata) del bienestar, que pretendían mantener a “los trabajadores Norteamericanos” explotados. Precisamente esa capacidad de persuasión es la que se logra al enmarcar estratégicamente la comunicación.
Los norteamericanos han convivido históricamente con la metáfora de que la sociedad es una gran familia. Ligada a esa noción, se instaló en el imaginario social que el Gobierno es el padre de familia. Tradicionalmente el Partido Republicano juega el rol del padre estricto, mientras que los Demócratas se comportan desde el rol del cuidador nutritivo. Estos dos son los frames más significativos en el manejo discursivo de las elecciones en USA.
El modelo Demócrata tiene neutralidad de género, la metáfora es la de “cuidador”, que tiene sentido dentro de la lógica de sus valores, la igualdad de género tiene una importancia central. la propuesta Republicana si toma como propia las consideraciones ideológicas de los roles de género, porque “el padre, es el encargado de darle sustento a la familia es quien impone la norma, es el cabeza de familia”.
Entender esta dinámica es clave para comprender las campañas y el comportamiento electoral:
Para el padre estricto
El mundo es un lugar peligroso y siempre lo será porque el mal está acechando constantemente. El mundo funciona de acuerdo a la competitividad, en consecuencia, si alguien no tiene lo que necesita es porque fue incapaz de desarrollar las capacidades para sobrevivir. No existe razón alguna que justifique la ayuda, ni la asistencia social.
El mundo es dicotómico -blanco o negro, todo o nada-, existen razonamientos completamente correctos y posturas completamente erradas, las versiones son absolutas. Si los niños – la sociedad – son dejados a su libre voluntad, crecerán sin ningún respeto por la ley, por ello, se les debe imponer por la fuerza la visión “correcta” de la vida y el mundo.
Un buen padre estricto –líder político- debe proteger de las amenaza, definir lo que es bueno y separarlo de lo malo, e imponer el criterio familiar –o nacional- sobre el resto de la sociedad -o el mundo- .Visto a través de esta perspectiva podemos comprender por qué es tan rentable para los Republicanos, expresar que irán a “construir la libertad y la democracia» en otras naciones.
Mientras el cuidador nutritivo
Ve al mundo como un lugar para experimentar. Si quieres que tu hijo –sociedad- sea feliz, debe ser lo suficientemente libre y tener la oportunidad para experimentar el mundo. Por ello la libertad social y las oportunidades son los valores centrales.
Vives en una comunidad –nación- y esa comunidad tendrá un impacto sobre el desarrollo de tu hijo, en ella existen otros con menos oportunidades, tu manera de colaborar para fortalecer el entorno y que tu hijo sea mejor, es poniendo de tu riqueza para la inversión social. Esta es la base del apoyo a los diversos programas asistenciales y a la política orientada a corregir las asimetrías sociales, a través de la ayuda del Estado.
Para el cuidador nutritivo el respeto a las preferencias del hijo es importante en el desarrollo de su autonomía, como lo es, la construcción de los significados, no existe una forma única de interpretar la realidad. Por ello, la inclusión, la equidad y la identidad son valores centrales para los votantes más progresistas.
Resulta lógico que los Demócratas ganen cuando el debate se centra en la política doméstica (salud, inclusión social, proyecto de nación) y los Republicanos cuando la conversación ciudadana gira alrededor de la política internacional (amenazas, conflictos armadas, el rol de USA en el mundo).
Cada uno de los 4 días jugó un rol específico y en conjunto la convención sirvió para generar el marco de campaña demócrata:
“Nuestra forma de vida y el sueño Americano están amenazados por un magnate que separa a nuestro pueblo, permite la explotación de los más necesitados y promueve el odio hacia todos los que son diferentes a él. Estamos obligados a unirnos, más allá de Joe Biden o el Partido Demócrata, es nuestro deber patriótico proteger la unidad nacional, para defender los valores sobre los cuales fue fundado nuestro país: Todos fuimos creados iguales y dotados por nuestro Creador de derechos inalienables. Juntos seremos la luz que derrote a la oscuridad que asecha nuestra tierra”
El primer día presentó el contexto nacional y estableció el tono del debate. La necesidad de proteger los derechos civiles y avanzar en la consolidación de las libertades sociales, el error de tener un sistema de salud inaccesible pensado sólo para los privilegiados, que no proteja a los más vulnerables y ha sido expuesto por la pandemia. La necesidad de reforzar los programas de apoyo social, repensar la economía para evitar la exclusión y convertir en una prioridad el financiamiento y la cobertura de las familias en pobreza.
La apuesta de Biden es que los indecisos y personas que tradicionalmente no acuden a votar, lo hagan en 2020. El centro de la segunda noche fue la construcción del relato de hombre familiar, que nunca se doblegó ante la adversidad y siempre encontró una manera de sobreponerse incluso a las pérdidas de su hijo y su primera esposa.
La segunda noche abrió paso y espacio a protagonistas Republicanos, que defendieron la tesis del momento histórico, la necesidad de establecer una alianza por encima de los partidos para encontrar respuesta a los desafíos del mundo Post-Coronavirus, un mundo en que las posturas de Trump podrían conducir a USA a la pérdida del liderazgo mundial. Ocasio –Cortez marcó la noche con una potente nominación simbólica de Bernie Sanders y su declaración dirigida a los votantes más jóvenes: Cerrarle el paso al racismo, sexismo y la misógina, en una claro intento de polarizar y movilizar.
La tercera noche estuvo marcada por el llamado y la urgencia de votar. Hillary Clinton bromeó sobre los resultados de la anterior elección en la que obtuvo más votos, pero Trump ganó más Estados y Colegios Electorales, resultando electo presidente.
Durante la noche se abordó la polémica que el presidente Trump generó al declarar que se estaría preparando un gran fraude electoral utilizando el voto por correo postal. El propósito de traer al centro del debate este conflicto, es pelear al Presidente con una de las instituciones mejor valoradas y más utilizadas por los ciudadanos. Las instituciones funcionan como elementos cargados de patriotismo e identidad para los electores Republicanos, mostrar al Presidente como un hombre irrespetuoso de sus símbolos, los pelea con sus propios valores y persigue desmovilizarlos.
El otro mensaje de fondo buscó apropiarse del mito fundacional del país. Toda nación tiene una idea de partida, que es repetida de generación en generación, como el llamado histórico, la vocación intangible de la población, en el caso de los Estados Unidos de Norteamérica, ese mito tiene que ver con la construcción de una tierra de libertades entre hombres iguales, plena de oportunidades y sometida a la voluntad popular. Desde Philadelphia, la cuna de la firma de la constitución, Barack Obama fue el encargado de establecer la conexión entre la campaña y el mito fundacional de USA.
El día final de la Convención Demócrata se centró en la visión de país, “la promesa de América”, un manejo potente de la escenografía en los testimoniales que alababan la tradición de USA como pionero en alcanzar derechos, la inclusión de los nativos americanos, las suffragettes, la marcha sobre Washington.
El planteamiento le restaba peso al papel de los liderazgos individuales que eran reflejados sólo como los herederos de la voluntad histórica de los ciudadanos. El hombre o las mujeres correctas, encontrándose con la coyuntura adecuada. Una clara declaración de intenciones. Biden no es el ancla del mensaje, sólo es el mensajero, la elección no es sobre él, sólo recibió la misión de defender los valores fundacionales, la lucha histórica por los derechos.
Un buen discurso debe: a) Presentar el texto base (las ideas centrales) que definen la campaña; b) ser socialmente relevante ; c) inherentemente polarizante; y d) electoralmente rentable.
Biden apeló al más simple de todos los marcos, al que ha existido desde el principio de los tiempos, el bien contra el mal.
El alma de América es la fuerza gravitacional sobre la cual se construirá la campaña. Una representación optimista de los valores centrales sobre los cuáles fue fundado USA. La reconstrucción del sueño americano, libertades civiles, un sistema migratorio que potencie la llegada de talentos al país, la protección de la pluralidad a través de la inclusión. Un país en el que no hay lugar para el racismo, la supremacía de ninguna «raza» sobre otra. La nación que se reencuentra y se reúne luego de atravesar su época más oscura.
Para fortalecer la noción de la gran alianza de ciudadanos que estarían detrás de la propuesta Demócrata, Kamala Harris representa la herencia de las olas de migraciones que fortalecieron e incidieron sobre la identidad nacional. «La historia de Kamala, es la historia de América, ella sabe cómo superar cualquier obstáculo, es una mujer afroamericana, hija de una madre asiática, crecida en la inmigración, representante de quienes tradicionalmente eran olvidados, dejados atrás».
La relevancia social, la presenta Biden usando la metáfora de la tormenta perfecta: La pandemia que tiene en jaque la salud en el país. La peor crisis económica desde la gran depresión. La demanda más aguda por justicia racial desde los 60 y la innegable realidad del calentamiento global. La economía es un tópico fijo en cualquier elección, la inclusión de las dos grandes coyunturas y un gran guiño a los jóvenes donde se espera que la agenda de la energía limpia seduzca a los nuevos votantes.
Biden hizo un gran esfuerzo para posicionarse como un candidato en contacto con la realidad que viven los ciudadanos, él ha perdido a su hijo y a su esposa, sabe lo que es perder a un ser querido, como los fallecidos por COVID. Biden enmarcó la propuesta de los recortes a los impuestos como una amenaza de incumplir la sagrada promesa de pagar el Seguro Social a los ciudadanos mayores. Finalmente ilustró a través de la historia de su padre y su vida de clase media, su compromiso con la justicia social y no con los privilegios. La campaña Demócrata señala que el Presidente está muy ocupado atendiendo sus propias preocupaciones, muy centrado en sí mismo como para atender las necesidades del pueblo, Joe Biden lo expresó exclamando: «He will wake up every day believing the job is all about him. Never about you»
En oposición construyó a Trump como un hombre que quiere proteger a los privilegiados, «al 1% más rico de todo el país», que falló ante su tarea de protegernos -incumpliendo la misión del padre estricto-. Un «ocupante de la Casa Blanca» -como lo llamó durante todo el discurso- que no se hace responsable ni de la crisis sanitaria ni de la crisis económica. Criticó la falta de previsión del Presidente, que ha dejado al país dependiendo de China para proteger a los ciudanos americanos -haciendo referencia a la falta de insumos para el personal sanitario y las ayudas que han sido solicitadas a otros países .
La rentabilidad electoral de su discurso estuvo sustentada en el paralelismo histórico, recordó la refundación del país que lideró Roosevelt con el «New Deal» y convocó a las nuevas generaciones a diseñar con su voto el nuevo país. Biden describió la pandemia como la inflexión que obligaba a las nuevas generaciones a manifestarse. Todo el relato épico busca impulsar la participación y el sentido de responsabilidad, las participaciones altas favorecen o los Demócratas, mientras que las participaciones bajas se asocian con mejores resultados para los Republicanos.
Aquí comienza tu victoria